Queda prohibida la reproducción total o parcial de las fotografías aquí mostradas sin el consentimiento expreso del autor.



Nunca detengas con una mano el pasado y con la otra el futuro, para así no quedarte crucificado en un presente sin sentido……..



Te digo adiós y acaso con esta despedida

Mi más hermoso sueño muere dentro de mí.

Pero te digo adiós para toda la vida.

Aunque toda la vida siga pensando en ti.


Siempre hay un tiempo para marchar aunque no haya sitio a donde ir..........

Hablan las Piedras.

Hablan en silencio...............







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domingo, 9 de febrero de 2014

Cáparra

La ciudad romana de Cáparra está situada en la antigua provincia romana Lusitania, en el valle del río Alagón, en el norte de Extremadura, dentro del Conventus Iuridicus Emeritensis, con capital en la Colonia Augusta Emerita. Está atravesada por la calzada romana llamada Vía de la Plata y permanece abandonada en la actualidad. Se cita como ciudad prerromana, aunque este punto todavía no ha podido confirmarse, su situación prácticamente en un llano no reunía las condicones defensivas necesarias para un poblado anterior a los romanos, y solamente unos pocos testimonios cerámicos hacen pensar en su antigüedad por algunos autores.
La ciudad amurallada tiene una extensión aproximada de 15-16 ha, aunque es conocido que en área noroeste de la ciudad hubo muchas viviendas, con lo que el perímetro de población, pudo haber sido mucho mayor. La ciudad fue más pequeña y menos importante que otras ciudades romanas de la Península Ibérica, pero estaba entre los principales núcleos urbanos entre el río Tajo y la Sierra de Gredos, junto con Caurium (Coria), Augustóbriga (Talavera la Vieja) y Egitania (Idanha-a-Velha).
Su organización urbana corresponde a un planteamiento ortogonal, teniendo como eje principal la Vía de la Plata, que la atraviesa de norte a sur.

El nombre de la ciudad no es de origen latino, sino prerromano, probablemente vetón, como el origen mismo del asentamiento. Se le conocen otros nombres, como Capara, Cappara, Capera o Kapasa. Posiblemente su significado viniera de estas raíces, que podrían significar lugar de intercambio, trueque o mercado, ya que la situación de Cáparra es un cruce de caminos, uno hacia el Jerte a través del Puerto de San Gamello, y otro a través de los puentes romanos del Ambroz y el Pontón en el Alagón.






























martes, 19 de marzo de 2013

Castillo de Medellín


Los orígenes de la villa de Medellín se remontan a época romana. Parece que fue fundada por el cónsul Quintus Caecilius Metellus Pius unos 79 años antes de Cristo. En honor a su fundador recibirá su primera denominación Metellinum.

En la época visigoda Medellín no perdió su antigua importancia debido a su estratégica localización, siguiendo estando muy influida por su cercanía a la ciudad de Mérida. De este tiempo es la necrópolis hallada en el Turuñuelo en 1960.
Los musulmanes llegan a Medellín en el año 768, al mando de Shaqya ben Abd Alwahid. Una vez asentados en Medellín, reconstruyen la fortificación romana que estaba situada en la cima del cerro por considerarla un lugar estratégico en su ocupación del territorio. Del antiguo castillo musulmán sólo se conserva un importante aljibe de dos naves.
Cuando Alfonso IX avanza, desde Coria sobre Alcántara en 1213, la ocupación árabe recibe ayuda a las plazas de Medellín, Mérida, Badajoz y Cáceres, aunque finalmente la victoria se decanta del lado del rey leonés.
Alfonso IX reconquista Medellín por primera vez en el 1227, aunque dos años después vuelve a manos musulmanas, junto con Alange y Guareña. En 1234 Fernando III lo incorpora definitivamente a Castilla, con la ayuda del Obispo de Plasencia y "del muy esforzado y valeroso caballero don Pedro Yáñez, sexto maestre de la Orden de Alcántara, tomándose igualmente el Castillo de Magacela y otros del partido de la Serena.
Tras la reconquista, Medellín, integrado en la Diócesis de Plasencia, se erige como una Comunidad de Villa y Tierra de realengo, que actúa como territorio tapón entre La Serena, perteneciente a la Orden de Alcántara, al Este, y las tierras adjudicadas a la Orden de Santiago, al Oeste.
Bajo dominio cristiano, Medellín debió registrar un importante incremento demográfico, como cabe deducir de la existencia de dos parroquias, las de Santiago y San Martín, cuyas iglesias se comienzan a construir a mediados del siglo XIII, ambas en las laderas del Castillo, donde entonces se concentraba la población.
Ya en el siglo XIV, Pedro I de Castilla otorgó el señorío de la villa a su valido don Juan Alfonso de Alburquerque, a quien, sin embargo, desposeería en 1354, destruyendo incluso su castillo, tras su caída en desgracia.
En el siglo XV Medellín se convierte en condado, cuyo primer titular fue don Rodrigo de Portocarrero, quien a su muerte fue sucedido por su viuda Beatriz de Pacheco. Ésta se involucró a fondo en las luchas dinásticas de la Guerra de Sucesión Castellana, tomando partido por la derrotada pretendiente a la corona de Castilla, Juana la Beltraneja, lo que acarrearía, tras la victoria de Isabel la Católica las consiguientes represalias políticas, y en 1479 el retorno de la villa a la corona de Castilla.3 En esta convulsa época se sitúa el episodio en que Beatriz de Pacheco mantuvo encerrado durante varios años en una mazmorra del castillo a su propio hijo, partidario de negociar con el bando isabelino y que le disputaba la sucesión en el condado. Es fama en la población que Calderón de la Barca pudo inspirarse en este prolongado encierro para crear el personaje de Segismundo en La vida es sueño, pero esta hipótesis no puede demostrarse documentalmente. Como era de imaginar, triunfadora la reina Isabel, el pleito sucesorio se dirimió por decisión real a favor del hijo de la condesa viuda.





Desde el castillo se divisa a sus pies la iglesia en donde fue bautizado Hernán Cortés, en estado de abandono


















Aljibe de dos naves de origen musulmán que se conserva actualmente

Circo romano a los pies del Castillo